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18 noviembre 2017

Celebración jubilar: 125 años de la fundación del Monasterio Nuestra Señora del Monte Carmelo Haifa – Israel

“Vivamos en la santa montaña para la gloria y el honor de Dios”

Así cantamos en  el himno del Jubileo de la fundación de nuestro monasterio, para agradecer al Señor que, en su amor y Providencia, ha querido y sostenido nuestra comunidad a lo largo de toda su historia, pasando por guerras y situaciones difíciles, propias de esta Tierra bendecida en la que estamos- La fundación data del 1de enero de 1892, cuando ocho carmelitas venidas de Francia se establecieron al pie de la montaña del Carmelo.

Para contar esta historia santa, publicamos dos libros. El primero, titulado  Près de la Source, (junto a la fuente, según la expresión de la Regla aludiendo a la fuente de Elías), editado en francés: a través de cuatro capítulos, presentamos la  vocación y misión de nuestra comunidad situándola en el conjunto de la vida contemplativa presente en Tierra Santa. Hicimos memoria de los acotamientos del pasado a partir de documentos de los archivos;  para terminar con nuestra presencia actual en el seno de nuestra Iglesia local y en el contexto social y político donde estamos.

El segundo libro se titula: Las guardianas de la viña (editado en árabe), título que hace alusión a un versículo del Cantar de los Cantares. Es un relato sintético de nuestra historia, destinado a los cristianos de lengua árabe, con el fin de dar a conocer nuestro monasterio.

El Año Jubilar tuvo su punto culminante en la celebración de la eucaristía el 4 de noviembre 2017, en la capilla del monasterio, presidida por S.E. Mons. Pierbattista Pizzaballa, administrador Apostólico del Patriarcado latino de Jerusalén y concelebrada por S.E. Mons. Giacinto Boulos Marcuzzo, vicario patriarcal en Palestina, P. Hanna Kildani, vicario patriarcal en Israel, P. Enrique Castro ocd, delegado general en Israel, numerosos miembros de comunidades religiosas, clero diocesano como también hermanos carmelitas.

Contamos también con la participación del pueblo cristiano en toda su diversidad: católicos de rito maronita, greco-melkita,  latinos, y ortodoxos. Tuvimos la alegría también  de contar con la presencia de amigos judíos, bahais e incluso drusos. Todos como hijos de un mismo Padre participando en la misa jubilar, animada por el coro de la comunidad New Life. Fue un momento fuerte, una irrupción del Espíritu en una atmosfera de comunión alegre y festiva, algo de los tiempos mesiánicos que nos indicaba una realidad más allá, un signo de la presencia del Reino…

En la preparación de toda la celebración jubilar contamos con innumerables colaboraciones, en diferentes ámbitos, todo lo agradecemos, nos hizo sentir que a pesar de nuestra debilidad y pobreza, estamos en el corazón de la comunidad eclesial, que el Carmelo pertenece al Pueblo de Dios. Una experiencia fuerte que nos revela una vez más el carácter misionero de nuestra vocación.

Este acontecimiento fue vivido bajo el signo de la internacionalidad y de la interculturalidad. Tal como es la realidad de la Iglesia de Jerusalén. Durante la celebración, usamos tres lenguas, siguiendo el dinamismo del Espíritu!

Una larga procesión de entrada precedió la Eucaristía: en primer lugar la Cruz procesional llevada por un hermano carmelita, seguida por toda la comunidad  llevando algunos símbolos: el Niño Jesús fundador, el mismo que Madre María del Sagrado Corazón llevó el día de la fundación hace 125 años. Luego el cuadro de Nuestra Señora del Monte Carmelo con la Santa Madre; el primer tomo de los Anales de la comunidad y el cirio del jubileo. Luego seguían todas las hermanas llevando también una luz, signo de fidelidad. Las hermanas del consejo de la Asociación también participaron ya que se encontraban en Haifa para su encuentro regular.

Después de los Ritos iniciales, hubo el rito especial del Año Jubilar con la presentación de los símbolos al pueblo cristiano presente. Al final S.E. Mons. Pizzaballa leyó la bendición del Santo Padre para la comunidad con ocasión del Jubileo.

Durante la homilía, a cargo de S.E. Mons. Marcuzzo, nos recordó el sentido bíblico del Jubileo, que según el libro del Levítico es un tiempo de reposo, no para reposar, sino para volver al origen, a las raíces, en definitiva para volver enteramente a Dios. ¿Cuáles son nuestras raíces? Nos interrogó, recordándonos que nuestros orígenes se encuentran en el “Wadi’ain es-Siah. Los y las carmelitas nacieron junto a una fuente, como lo dice vuestra Regla de vida, juxta fontem, junto a la fuente del profeta Elías que, por su oración hizo volver al verdadero Dios al pueblo pagano.” Nos recordó también  el lugar importante que tiene la Santísima Virgen María en nuestra Orden.

“¿Cómo podemos volver a Dios?” Nos interrogó Monseñor: “San Juan de la Cruz nos dice: es necesario salir, subir la montaña del Carmelo desprendiéndose de todo lo que se ha envejecido para entrar en una manera nueva de pensar y actuar, y esto con paciencia, como Elías que supo esperar la lluvia, después de años de sequía. Esta es la novedad del jubileo.

Entonces, ¿qué significa volver a la fuente? Podemos responder como respondió santa Teresa de Lisieux: “en el corazón de mi madre la Iglesia, yo seré el amor”. Yo deseo que ustedes tomen esta santa decisión, ser el amor en el corazón de la iglesia de Tierra Santa”.

Después de la homilía, renovamos los votos ante toda la asamblea. Un momento fuerte de comunión con nuestro Pastor y con todos los consagrados presentes.

Al final de la Misa, toda la asamblea fue invitada para un momento de intercambio fraterno.

VIDEO: https://youtu.be/-tyt1qduzl4