El 31 de julio, en los días previos a la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa, los jóvenes del Carmelo Descalzo se reunieron en Fátima, bajo la mirada de la Santa Virgen. Eran alrededor de doscientos, provenientes de diferentes países y de tres continentes.
Por la mañana, los jóvenes se congregaron en el Centro Pastoral Pablo VI para un intercambio con el Padre General Miguel Márquez. Este último los exhortó a vivir centrados en lo esencial: la amistad con Jesús y al servicio de la Iglesia, al igual que Santa Teresa de Ávila y San Juan de la Cruz, prestando atención a las pequeñas señales que la vida nos envía.
La tarde se dedicó a la exploración del santuario a través de dos talleres, seguidos de la misa de clausura en la basílica del Rosario. Uno de los momentos de reflexión fue dirigido por una pareja sobre la historia y el carisma de los Carmelitas Descalzos; el otro fue organizado por la Hermana Ángela Coelho sobre la figura de la Venerable Sor Lucía de Jesús.
Durante la misa de clausura, el Padre General agradeció a Dios por el bien que los pequeños hacen en la Iglesia y en la sociedad. También depositó un fragmento de una bomba rusa que había herido profundamente el suelo de Ucrania en la tumba de la Hermana Lucía. Este le había sido entregada por una madre para que la llevara a Fátima e invitarnos a orar por la paz.