Noticias Noticias Definidores, Noticias Frailes, Noticias Misiones, Noticias Monjas, Noticias Prepósito General, Noticias OCDS, Noticias
19 abril 2023

SIRIA: Crónica desde la destrucción y la esperanza… 25-27 FEBRERO 2023

Sábado 25 febrero 2023

Destino Alepo

Después de los días pasados en Irak celebrando los 400 años de la presencia de los carmelitas en las tierras de Abraham (17-24 febrero), con celebraciones vivas y llenas de comunión con los cristianos de Irak, con la familia del Carmelo, con hermanos y laicos provenientes de Francia, Egipto, Líbano e Italia, junto al arzobispo latino de Bagdad, Mons. Sleiman, carmelita descalzo… Hago todo este periplo por Medio Oriente con la fiel compañía de Christophe-Marie, Definidor francés.

Hemos volado a Beirut, Líbano, la tierra mítica de los cedros, cuya belleza y gloria canta la biblia. Aquí el Carmelo tiene una presencia viva y rica: varias comunidades de frailes, dos de carmelitas descalzas, comunidades del Carmelo Seglar, escuelas, casas de formación, compromiso intenso en Caritas Nacional, etc. Tierra duramente probada por una brutal crisis económica de consecuencias durísimas. Mucha inmigración proveniente de la guerra de Siria y de otros países. Aprovechamos la coincidencia de nuestro paso hacia Siria, para acompañar a los hermanos de la Semiprovincia del Líbano, que se reúnen en asamblea plenaria para dialogar sobre la tarea y los desafíos de la formación, como parte de la preparación del Capítulo Provincial.

Llegamos por la tarde noche del día 24 de febrero a Hazmieh, Beirut y celebramos con los frailes y los fieles el ViaCrucis, con preciosos cantos. Al día siguiente vamos más al norte a Trípoli, a la comunidad de Mijdlaya. Después de la comida comienza nuestro viaje hacia Siria. Nos lleva el P. Raimundo, provincial. Muy experimentado en esta aventura de pasar a Siria.

Una hora más o menos tardamos en llegar a la frontera y otra hora, aproximadamente, en pasar los tres o cuatro controles libaneses y los controles sirios. Al fin, gracias a las gestiones y buen hacer de Raimundo, entramos en territorio Sirio. Los controles militares y de policía son constantes. Son las 14.45 h.

Aun otra hora de camino hasta nuestro punto de encuentro con sor Anne, priora de las carmelitas de Alepo, que ha venido a recogernos con Levan, el conductor. En Homs a unos 40 km de la frontera, es nuestro punto de encuentro.

Levan nos cuenta la aventura de estos días. Con su mujer y sus dos hijos, desde el terremoto, duermen en el mismo coche en el que estamos. Tres semanas hace que el coche es su Refugio en la noche.

Mucha gente no ha vuelto a sus casas. En torno a 800 personas han alojado los maristas, cerca de mil en los salesianos, muchos en sus coches. Entran en sus casas durante el día, por las noches tienen miedo. Se han repetido a menor escala algunos temblores de tierra.

Al entrar en Siria, nos adentramos en un paisaje difícil de definir. Kilómetros sin fin de ciudades devastadas por la guerra. Como esqueletos sin alma. Vemos en algunas ciudades o pueblos la gente en el campo sentada conversando, los niños jugando. Con bastante frecuencia algunos pequeños rebaños de ovejas. El sol se esconde a las 18.30 aproximadamente.

Llegamos al monasterio de las Carmelitas a las 20.30 h. Nos reciben dos mujeres refugiadas y una joven que ayudan a meter en casa las frutas y cajas que hemos traído. Nos dan la bienvenida. Nos dicen que nuestra presencia ilumina Alepo (saludo típico árabe).

Conversamos animadamente con las hermanas. Mucha alegría de encontrarnos. Nos relatan algunas impresiones de este tiempo; del día del primer terremoto: a las 4 de la madrugada. Todo el mundo salió a la calle tal como estaban, en pijama, descalzos. Estaba lloviendo, hacía mucho frío. Los que pudieron se resguardaron en sus coches. Tienen mucho miedo de volver a casa.

Las monjas empezaron en seguida a recibir gente y familias que pedían ser acogidas aquí. Ahora hay unas 50 personas viviendo en el recinto del monasterio.

Las monjas cuentan que en el coro, en un segundo terremoto, la imagen de la Virgen empezó a moverse hacia adelante y también el jarrón con las flores. Ellas estaban paralizadas. Relata la hermana Hilda que antes del terremoto el perro entró en su habitación muy agitado y, subido en la cama, la pataleaba, queriendo decir algo. Ella lo echó fuera de la cama y siguió durmiendo. El perro se quedó al lado de la cama como con un gemido. Solo unos minutos después de esta reacción del perro empezó el terremoto… los perros y su sexto sentido.

Son las 20.00 y las hermanas han preparado una cena muy rica en la que no faltan productos del país y dulces típicos. Hay una chimenea encendida en el salón y dos habitaciones muy bien arregladas. Contrasta toda esta acogida tan preciosa con la desolación de fuera, de la que solo hemos visto una pequeñísima parte.

Nos encontramos con voluntarios de San Vicente de Paul, que vienen a traer la comida. Aunque ya hemos cenado se empeñan en que recibamos también nuestra ración, una especie de tortilla de patatas que nos aseguran es muy rica. Aceptamos en todo momento lo que nos ofrecen.

Saludamos a alguna de las familias que hay aquí con un par de niños. Luego descubriremos que son bastantes familias con muchos más niños. Un matrimonio nos pide por favor llevarlos a España o a Italia o a donde sea. Aquí ya no tienen nada. Nos saludan con una gran sonrisa agradeciendo nuestra presencia. Nos piden oraciones.

El día termina con el agradecimiento por haber podido llegar hasta aquí, y poder traer un poco de cercanía y consuelo.

 

Domingo 26 de febrero de 2023

 

Hace bastante frío. No hay calefacción. La cama era una colección de mantas y algún edredón. No hay agua caliente en nuestra habitación, solo cuando sale el sol. A eso de las 5.30 nos cuentan después, ha habido otro pequeño terremoto. Vamos a la oración con las hermanas. Son las 6 de la mañana y se oye a lo lejos el canto del muecín suavemente. La capilla es recogida y tiene algo de calefacción. Una capilla muy sobria y bonita que invita al silencio. Diseñada por la hermana Hilda, arquitecto.

Se siente una alegría especial de estar aquí con ellas y con estas familias. Aunque solo sean dos días. La sensación de estar en el lugar adecuado, haciendo presente a toda la Orden, confortando y dejándonos entrar en el silencio de su oración íntima con Jesús sufriente y tienda abierta al mundo.

Encontramos a una de las familias: Mirna. Hana. Satina. George. Satina hace matemáticas, tercer año. Le falta uno para terminar. Está muy delgada. Nos dice, casi llorando, que si le podemos ayudar a salir de Siria: “aquí no hay ningún futuro”. No tenemos palabras, ni respuesta. Solo oración. La mayoría quisieran salir de aquí, de este horror. Pero, ¿Quién reconstruirá Siria?, ¿Quién peleará desde dentro por levantar las ruinas y alentar una esperanza que solo puede nacer del mismo pueblo de siria? ¿Cómo reconstruir tanta destrucción?

Conversamos con más refugiados: Mina, Nayla, Ghada, Daud. Mina trabaja en Caritas y desde aquí va cada día al trabajo. Conversamos con su madre y su tía. Mariam, es tal vez la más pequeña de los refugiados, y nos ronda todo el tiempo. Con su bolso de señorita mayor, de familia musulmana. Michel y Mary, con su hijo Gad, nos recibieron al llegar; también nos piden si podemos hacer algo por ayudarlos a salir del país.

Nos encontramos con los niños que han hecho de un árbol su refugio particular, rodeándolo de una especie de muralla, con una puerta de entrada. Escalar por el árbol es también una aventura, a la que alguno de nosotros se apunta, para regocijo de los niños.

A las 16.00 h. Visitamos el Vicariato Apostólico de los Latinos de Alepo. El Vicario, Raimundo Girgis, franciscano, nos recibe en la puerta. Raimundo es especialista en derecho canónico para las iglesias orientales. Conversamos animadamente. Se une a la conversación un sacerdote argentino del Instituto del Verbo Encarnado, Hugo Fabián Alániz. Conversamos: el miedo se ha apoderado de la gente. Han recibido aquí a 130 en el primer terremoto y 170 en el segundo temblor. En los franciscanos aquí al lado han recibido a 4000.

Raimundo celebra la misa los domingos en las carmelitas. Nos habla de no perder la esperanza. Recomienda vivamente a la gente no salir del país, para trabajar por levantar juntos la situación. La guerra sigue marcando la vida de este país. El servicio militar se lleva gran parte de la juventud. Son ocho años obligatorios en el ejército. A partir de los 18.

Raimundo nos recomienda saludar al Nuncio, cardenal Mario Zenari, que vive en Damasco. Hablo con él por teléfono y agradece mucho la llamada.

Expresamos nuestra cercanía a nuestras hermanas en su libro de visitas, declarando el sentir de todo el Carmelo, monjas, frailes y laicos con ellas:

“Era un sueño venir a Alepo para visitaros y poder compartir con vosotras la alegría de nuestra vocación. Doy gracias a Dios por estos dos días aquí, en vuestra casa abierta a todos los refugiados. Sois, en vuestra debilidad, una parábola del Evangelio del Carmelo, un humilde testimonio de cómo Dios es casa y morada para los que tienen miedo y están desesperados. Que Dios sea para cada una de vosotras fuente, morada, alimento, esperanza y amor para siempre. Estoy orgulloso de vuestra entrega y de vuestra presencia aquí. Seguid dando vuestra vida con ilusión y sencillez. Habéis sido para mí un regalo de esperanza y fe en que el Carmelo renacerá según el corazón de Dios. En profunda comunión, cada día en la Eucaristía. Que Dios os bendiga”.

 

Lunes 27 de febrero 2023

 

Amanece nuestro último día en Alepo. Pocos minutos después de las 5 de la mañana desde la mezquita se oye de nuevo al muecín, suena como un lamento sostenido, que resulta muy agradable. La electricidad vuelve en este momento.

No querríamos irnos de Alepo sin visitar la ciudad. Las zonas más devastadas. El convento de las carmelitas está muy sólidamente construido y no ha sufrido apenas daños. Pero nos han hablado de otras partes de la ciudad desoldadas.

El hermano George Seba, marista, se ha comprometido a darnos un paseo por Alepo. Y puedo decir que la impresión de este paseo no se nos borrará jamás. Durante tres horas y media por las calles de Alepo con los ojos bien abiertos y el alma sobrecogida. Primero recorremos los jardines llenos de tiendas de campaña, furgonetas y camiones convertidos en casas ambulantes, filas largas de gente para recoger el pan o los alimentos, mucha gente en las calles y sentados en los parques.

Avanzamos hacia la parte más dañada de la ciudad por la guerra y también por el terremoto. La destrucción de la guerra es interminable. Edificios y casas acribillados y derruidos. Tenemos que pedir a George que nos aclare qué causado por la guerra y qué del terremoto.

En medio de tantos edificios derruidos, vemos niños jugando, gente en los mercados, hombres tomando té en la calle, mujeres con el velo que van y vienen, un niño con su hermanito en la bici, algunos que toman algo en una terraza junto a la Ciudadela de Alepo, la sensación de una vida que se despierta de los escombros y se pone a caminar sin huir.

Visitamos también una tienda típica con montañas de jabón de Alepo. Una tienda con el todo el encanto del Medio Oriente. George nos ha preparado un paquete con algunos jabones. Durante estos días experimentamos acogida, amabilidad, sonrisa, nos han encendido la chimenea, nos regalan jabón, las mujeres refugiadas nos preparan cada día algún plato típico. Con las carmelitas no damos muchas vueltas a la tragedia, aunque sí preguntamos cómo lo han vivido y cómo están sus familias. Pero sobre todo, con ellas, hemos orado, visitado el monasterio, y reído contando anécdotas que alivian y traen ese aire del Carmelo que reconforta y ayuda a ponerse en pie una y otra vez. Hemos celebrado la Eucaristía con ellas dos días. Es sobrecogedor el momento de la consagración verlas postrarse a tierra en adoración. Una vida rendida en un sí sin condiciones. Unas mujeres frágiles y sin defensa, que llevan aquí tantos años siendo presencia silenciosa y acogedora. Valientes y sencillas, sin alardes. Han ido recogiendo en el convento las balas que caen, y han hecho un rosario con todas ellas. Nos enseñan también una caja llena de más proyectiles. Se hizo muy famoso el misil que cayó en la huerta, sin explotar. Desde la terraza se ven algunos minaretes de las mezquitas descabezados.

Hemos experimentado con nuestras hermanas una fraterna familiaridad y el aire teresiano de los hermanos que se hacen espaldas, y se sostienen. Estos son los nombres de las hermanas que viven y ofrecen su vida aquí en Alepo, para que oréis por ellas y con ellas:

 

Marie-Thérèse KHACHO, Syrie

Mariam QREIT, Syrie

Anne-Françoise MAURIN, France

Anne BONNET, France

Hilda GHAZZI, Syrie

Mary ROUFAIL, Syrie

Laetitia PEYRARD, France

Marie-Elisabeth KHORANI, Irak

 

He sentido en la oración, mientras compartíamos el silencio, que estos dos días mi fe se ha hecho más fuerte, que su oración perseverante me ha dado fuerza, que son ellas las que me, nos, han visitado a nosotros y nos han confirmado en la necesidad de dar un paso al frente, en medio de tantas guerras y temblores de tierra, la necesidad de construir un Carmelo que dice sí, con la audacia de estas mujeres. Donde haya una comunidad de Carmelitas Descalzas desprendidas de sí, alegres, que desafían el miedo y no buscan estar a salvo, acogiendo en su oración y entrega la historia herida de tantos; mientras haya un solo monasterio como el de Alepo, me siento muy orgulloso de ser carmelita e hijo de Teresa.

Cuida a cada una de mis hermanas, protégelas, dales el calor interior de aquella confianza con la que revistes a tus hijos e hijas más a la intemperie. En la unidad de esta gran familia de refugiados y con todo el pueblo maltratado de Siria, no permitas que olvidemos todo lo que hemos visto y oído, lo que nos han regalado de esperanza los mismos que caminan entre ruinas y que anhelan una tierra en paz y feliz.

Todavía, en nuestro camino de regreso al Líbano, visitamos otra ciudad importante, e igualmente devastada, HOMS, a mitad de camino hacia la frontera. Tony Homsy sj. Joven superior, nos recibe en la casa de los jesuitas de Homs, donde en el año 2014 murió asesinado el jesuita Frans Van Der Lokht. Llevaba cuarenta años en Siria, era original de Holanda. Muy comprometido. Oramos en su tumba, silencio sobrecogido ante la vida de los que se dan hasta el final. Recordamos a todos cristianos que han muerto en Siria, en Irak y en Medio Oriente, o se han visto obligados a emigrar lejos, por causa de su fe. Oramos por todos los que han perdido la vida en esta guerra y en este terremoto. Dios os tenga en su paz, en la casa más hermosa que podemos imaginar.

Decía Teresa de Jesús que somos piedras de las que están por venir… que Dios nos haga a cada uno piedra que edifique, reconstruya y ponga en pie la vida de todos. Más potente que todas las guerras y terremotos, es el poder de la oración, la fuerza de la comunión y la esperanza que brota en la sonrisa resucitada de los que ya no tienen nada que perder y su única riqueza es dar. Ellos, encarnación del Resucitado, hacen creer, contra toda esperanza, en la Tierra Prometida ya aquí.

 

Miguel Márquez Calle, OCD

Roma, 25 de Marzo de 2023

Solemnidad de la Anunciación del Señor