Al tiempo que publicaba la Carta Apostólica Patris Corde con motivo del 150º aniversario de la declaración de San José como Patrono de la Iglesia Universal, el Santo Padre Francisco, anunciaba el inicio de un año josefino, con la intención de que, en estos tiempos difíciles para la humanidad, sepamos volver los ojos a la gente común, a aquellos que, lejos del protagonismo, ejercen la paciencia e infunden esperanza cada día, sembrando la corresponsabilidad. Como san José, el hombre que pasa desapercibido, el hombre de la presencia diaria, discreta y oculta. Y sin embargo, el suyo es “un protagonismo sin igual en la historia de la salvación.

José, que amó a Jesús con corazón de Padre, es el servidor tierno, obediente y acogedor, valiente y trabajador que, en la sombra, trabaja sin buscar ningún protagonismo.

Para el Carmelo Teresiano es motivo de especial alegría este año josefino, en el que se nos presenta para una oportunidad de profundizar en la dimensión josefina de nuestro carisma, tal y como viene subrayada por Santa Teresa de Jesús y otras notables figuras de la Orden, como el P. Jerónimo Gracián de la Madre de Dios.

De hecho, el mismo día de la publicación de la Carta Apostólica del Santo Padre, los generales O.Carm. y O.C.D. publicaban una carta a las dos órdenes carmelitas con el título El Patrocinio de San José Sobre el Carmelo. Carta de los Superiores Generales O.Carm. y O.C.D. a la familia carmelitana en el 150º aniversario de la proclamación del patrocinio de san José sobre la Iglesia universal.